Si me llegan a decir hace unos años que iba a ser CAMPEONA DE ESPAÑA DE SNOWRUNNING…me hubiera echado a reír.
Sí sí, porque por mucho que veáis ahora que vivo entre montañas nevadas, no siempre ha sido así y es este año en el que me estoy adaptando a ella. Y cada vez me gusta más 😉
Si no puedes con “el enemigo” únete a él.
Y de nieve hemos estado bien servidos este año por toda la Península :p
A 10 días del campeonato de España me contactan desde la federación Aragonesa de Montaña que, si me animaba a Sierra Nevada, dicho y hecho, no se hable más.
No se pueden desaprovechar las oportunidades teniendo un campeonato de España, en un año raro, después de haber pasado por otro año más raro aún…
Al día siguiente ya estaba en las pistas de Astún, la única estación de esquí abierta del Pirineo Aragonés, para probar los crampones y sentir la nieve bajo mis pies.
La primera vez que corría con la nieve pisada, con mis Agravic BOA más los “pinchos” y las sensaciones fueron brutales, me encantó. Aunque ya apuntaba maneras la dureza, debido al desnivel tan fuerte, al terreno inestable, visibilidad casi nula, frío y aire.
Aún ante las dudas previas de si se celebraría o no, se acerca la prueba y pienso que estoy deseando ponerme un dorsal.
Sé que estoy entrenando muy duro, quizá correr por la tarde y de noche (primera vez que compito con frontal) y a casi 3000m de altura sea algo a lo que no estoy acostumbrada pero las ganas no me faltan.
Y el viernes, 5 de febrero día de mi cumpleaños (sí ya tengo 34 tacos y estoy mejor que nunca :p ) me lo paso entero enterito cruzándome la península de punta a punta. 12 horitas de furgo con mis compañeros de selección.
Llegó el gran día, con dudas por qué frío iba a hacer, viento, cómo iba a estar la nieve y teniendo en cuenta el nivel de corredoras que tomaban parte del evento, me ví a las 17:47 de la tarde concentrada y motivada para probar una experiencia que jamás olvidaré.
Duro, mucho. Tipo un cross con mucho barro y con mucho desnivel.
Bonito también (aunque soy más de mañanas y ver paisajes 😛 )
Ritmos mortales, fui con fuerza por todo el recorrido, dando más cuando podía y tirándome en las bajadas sin ni mirar donde pisaba, sólo concentrada en llegar.
A mi ritmo toda la carrera, sin mirar atrás.
Sólo pensando en dar todo mi esfuerzo, en que era un campeonato y que habíamos venido a sacar lo mejor de mí; porque, ¿no es eso a lo que vamos a las competiciones?
Satisfecha y mucho, feliz no imagináis cuanto.
Pero cuando lo has dado todo, lo has disfrutado a la vez que sufrido, cuando te ha dado igual pasar frío, el viento, las cuestas, el no ver por la niebla y hasta caerte y levantarte sin pensar nada más, es que ha merecido la pena.
Ganar está bien, pero haber hecho un buen tiempo, y haberme encontrado taaaaaan bien, no tiene precio. Sólo sentirme orgullosa de una gran carrera.
Gracias a todos por el apoyo recibido estos días.
Gracias a los que confiaban en mí.
Gracias 🙂
Credito fotos: Jose Miguel Muñoz Egea y Revista Trail